Calor que se pierde al no cerrar adecuadamente las ventanas
En los fríos días de invierno la calefacción convierte
nuestros hogares en un lugar especialmente acogedor y cómodo. Pero tan
importante como los radiadores es contar con un adecuado aislamiento en la
vivienda para conservar el calor y evitar que el gasto se dispare.
Lograr una
temperatura
adecuada dentro del hogar, procurando que esté siempre entre los 21 y 22
grados, es fundamental en varios aspectos. En primer lugar porque una
temperatura inferior evidentemente no resulta agradable, y además puede traer problemas
de salud para los ancianos y los más pequeños. Mientras que una temperatura más
elevada también puede resultar perjudicial, según indican los expertos, y
provocar somnolencia y depresión. Y no hay que olvidar además que cada grado
adicional supone un 5% más de consumo de energía.
Por ello conviene tener en casa tanto un sistema de
calefacción
como un aislamiento adecuado para evitar cambios bruscos de temperatura en
diferencias estancias, así como un gasto innecesario. Hay que tener en cuenta
que un aislamiento eficaz logra un ahorro de hasta un 30% de la calefacción. Ese
aislamiento debe centrarse especialmente en las
ventanas, fundamentales por su
aporte de luz y para ventilar el interior, pero también el punto más vulnerable
de la casa en lo que a la conservación de la temperatura se refiere.
Costumbres cotidianas
Para facilitar la conservación de la temperatura podemos en primer lugar
poner en práctica algunos hábitos sencillos en nuestro día a día. Un truco muy sencillo es el de bajar las persianas por la
noche, de esa manera se logra un mejor aislamiento especialmente si tenemos en
cuenta que en esos momentos se alcanzan las temperaturas más bajas. Luego,
durante el día, se vuelven a subir para que la luz del sol ayude a calentar el
interior. Para ello es conveniente tener los cristales limpios, de forma que se
pueda filtrar la mayor cantidad de luz posible.
Con el fin de airear el interior de la vivienda conviene abrir las ventanas,
aprovechando para ello el momento más cálido del día o bien en el momento
previo a salir de casa. Diez minutos son suficientes para ventilar
adecuadamente una habitación. El resto del tiempo es aconsejable mantener las
ventanas cerradas con los pestillos, que reducen fugas de aire en los
resquicios alrededor de los marcos de las ventanas. Las cortinas por su parte
también contribuyen a mantener la temperatura del interior.
Reformas para lograr un buen aislamiento
Pero estos gestos no serán eficientes si las ventanas tienen algún defecto
que permita la salida del calor. Por ello hay que comprobar que los vidrios de
todas las ventanas tienen correctamente puesta la masilla. Podemos
colocar burletes de goma o fieltro, que se pegan o clavan entre el marco y la
hoja y con ellos puede lograrse reducir hasta un 70% el escape del aire
caliente. También debemos comprobar los cajetines de las persianas, un lugar
que a menudo supone una importante vía de escape del calor.
Colocar un doble acristalamiento en las ventanas es una opción que cuenta
con dos importantes ventajas. En primer lugar aisla el calor con mucha mayor
efectividad al no ser el mismo cristal el que esté en contacto entre el frío
exterior y el calor del interior. Y además logra un aislamiento acústico que en
determinados casos en los que la cercanía de bares o carreteras transitadas
suponga un problema.
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